¿Compartimos un brunch?

Son ya casi tres días escribiendo este blog y, probablemente, a algunos os haya asustado con tantas reflexiones y tantas preguntas al aire. Por eso hoy he decidido escribir algo más desenfadado pero, como no, con un toque cosmopolita ¿qué saldrá de este experimento?

Empiezo mezclando en un tubo de ensayo 100 gr. de desayunos tardíos, 350 gr. de cultura neoyorkina, una pizca de series televisivas y un millón de ratos agradables con pareja, amigos o familia. Después agito todos los ingredientes con energía y voilà, aquí tenemos un brunch.

El brunch (acrónimo de breakfast & lunch) es una costumbre muy neoyorkina aunque, en realidad, dicen que fueron los Británicos los que en 1896 llevaron esta mezcla de platos dulces y salados hasta tierras americanas. Desde entonces, las chicas y chicos de Londrés, París y Nueva York aprovechan los fines de semana para, entre muffins, bagels y cocktails, compartir todas sus andanzas.

La ciudad de Madrid hace algunos años decidió unirse a esta sana tradición y, poco a poco, el brunch fue ganando adeptos. Hoy, si te sumerges en uno de los barrios más de moda de Madrid, descubrirás lugares como Nina (c. Manuela Malasaña, 10) o Café Oliver (c. Almirante, 12) que, por un precio de en torno a 20-25 euros, ofrecen un brunch al más puro estilo “Sex & the City” con huevos benedict incluidos, gente cosmopolita y, por supuesto, un ambiente mucho más que relajado. La parte mala es que el menú no incluye Bloody Mary ni Cosmopolitan, la parte buena… que te lo sirven si lo pides.

También algunos hoteles de lujo como el Intercontinental (paseo de la Castellana, 49), el Silken Puerta de América (avenida de América, 41) o el Urban (carrera de San Jerónimo, 34) se han apuntado a esta tendencia tan divertida. En este caso, los precios son más elevados, pero incluyen cocktail, champán, sushi y, en el caso del Palace (pza. de las Cortes, 27) hasta ópera en directo.

Estamos llegando al final, la probeta está llena y despide un aroma delicioso, pero no me puedo despedir sin hablaros del lugar donde acuden los habitantes de la gran manzana cada domingo después de trasnochar y levantarse tarde. El restaurante en cuestión se llama Pastis (9 Ninth Ave, NY – USA) y su terraza es el punto de encuentro por excelencia.

En fin, ahora sí parece que el experimento está terminado. Espero que lo hayáis disfrutado mucho y, quien sabe, a lo mejor nos encontramos por Madrid y compartimos un brunch.

xoxoxo

¿Cosmopolita yo?

Dicen que un cosmopolita es una persona de mundo, una persona que ha vivido y se ha aclimatado a la vida y las tradiciones de lugares diferentes.

Visto así, no solo es cosmopolita el que vive en Nueva York, que también, sino el que desde una pequeña ciudad de España llega a la capital, se adapta y acaba conociendo tan bien todos los lugares que se convierte en referente indiscutible de sus amigos, compañeros y conocidos.

También están aquellos que, aunque no hayan viajado tanto ni conozcan distintas lenguas, son capaces de contarnos todas las peculiaridades y detalles del resto de culturas del mundo. Qué me decís, ¿son ellos cosmopolitas?

Pero, ¿cuáles son los signos que nos identifican como personas de mundo? Quizás conocer varios idiomas, o entender las distintas religiones, o saber hablar de arte, edificios y monumentos, o experimentar y disfrutar del gran abanico de las gastronomías.

La gastronomía es una de las formas más sencillas de acceder a las culturas del mundo. En ciudades como Madrid el cocido convive con el sushi, los churros compiten con los cupcakes y las barritas con tomate mantienen un duelo con los Huevos Benedict.

Por tanto, y resolviendo esta ecuación de segundo grado, si hablo español e inglés, practico el brunch de fin de semana, desayuno barritas con tomate y como hamburguesas ¿creéis que soy cosmopolita?

¿Quien dijo crisis?

Hace cinco años que acabé mis estudios en ADE. Por aquel entonces no había crisis y ya en el último año de carrera me ofrecieron un trabajo de becaria en una importante firma. Al licenciarme, el contrato se convirtió en indefinido y yo, encantada por la oportunidad que se me ofrecía y por la perspectiva de aprender mucho, formarme y mejorar mi CV, me sumergí en un trabajo absorbente.

Cinco años después y con un cambio de departamento por el camino, estoy contenta en este sitio que se hace más agradable gracias a la gente que como yo cada día lucha por aprender y disfrutar a la vez de todos los planes que se nos ofrecen. La parte mala es que empiezo a pensar en el futuro y creo que no es aquí donde quiero estar toda la vida. Mi planteamiento es incompatible con picos de trabajo tan fuertes que te olvidas de que el mundo sigue girando. Vas renunciando a casi todo, amigos, familia, moda y ya casi hasta a los tacones!! (con lo que adoro unos buenos peep toes con un poquito de plataforma!!).

Además, últimamente la crisis también ha hecho su aparición por aquí y el nivel de trabajo ha bajado tanto que creo que mi carrera empieza a ir para atrás, creo que estoy empezando a desaprender todo lo que he aprendido así que…a lo mejor es el momento de cambiar!.

Pero…suponiendo que estamos de acuerdo en todo esto y nos ponemos manos a la obra a tomar decisiones ¿qué hago ahora? Madre mía, me doy cuenta que en estos años he pasado de querer comerme el mundo a acomodarme tanto que me da miedo cambiar, descubrir cosas nuevas, arriesgarme!! Creo que efectivamente estoy en crisis, pero no por falta de trabajo sino por exceso de miedo a emprender un camino nuevo!! Quiero ver esta época como una oportunidad nueva en la que rescatar mis valores y desempolvar el optimismo por cosas nuevas. Creo que hay mucha gente que, como yo, ha sacado valor y ha emprendido nuevos negocios, algunos de los que conozco son tipo neoyorkino y….ummm me encantan!!! Pero bueno esto requiere otro artículo así que para terminar…lo dicho…ánimo a todos con el lunes y emprender vuestros sueños porque, como me ha dicho alguien muy querido e indispensable en mi vida, el día de hoy solo pasa una vez!!.