El plan de la semana en Madrid

FELIZ VUELTA AL COLE A TODOS!!


DENTRO DE POCOS DÍAS TENDREIS DISPONIBLES NUEVOS PLANES PARA QUE ESTE OTOÑO DISFRUTEIS LA CIUDAD MÁS QUE NUNCA.


BESITOS


lunes, 25 de octubre de 2010

Tradición o nuevas costumbres

Desde hace muchos años el día 1 de noviembre se celebra en España la festividad de Todos los Santos, sin embargo, no hace tanto que ha empezado a celebrarse también la noche de Halloween o noche de brujas. Una vez más, nuestras más antiguas tradiciones compiten con las nuevas costumbres y los buñuelos de santo se enfrentan a calabazas de caramelo ¿quién creéis que va a ganar?

El día de Todos los Santos es una tradición cristiana para venerar a todos aquellos santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico. Tradicionalmente, España ha sido un país cristiano y designaba este día como festivo. Las familias acudían a la iglesia y disfrutaba de los ricos huesos y buñuelos de santo. Eran días de descanso y celebración.

La modernización, el menor peso de la religión en nuestra sociedad y el aumento del tiempo que dedicamos al ocio han hecho que ciudades como Madrid adquieran algunas de las costumbres anglosajonas más extendidas tales como la fiesta de Halloween. Niños disfrazados de fantasmas, brujas y diablillos corren por las casas para pedir dulces y caramelos bajo el lema “truco o trato”. Las tiendas decoran sus escaparates con calabazas y telas de araña. Los restaurantes preparan menús terroríficos y, los bares y discotecas se esfuerzan en ofrecer la mejor fiesta de Halloween y, hasta te invitan a una copa si vas disfrazado.

Dentro de pocos días tendréis oportunidad de ver un nuevo asalto entre tradición y modernidad, entre santos y brujas ¿quién creéis que será el primero en caer del ring? Personalmente… creo que veremos bandera blanca, un apretón de manos que nos permitirá comer huesitos de santo disfrazados de vampiros ¿os apuntáis a disfrutar de este nuevo cocktail de culturas?

xoxoxo

martes, 12 de octubre de 2010

¿Todo vale?

Hace algunos años un ciudadano americano entró en un restaurante de la cadena McDonald’s y compró un café para llevar. Acto seguido se metió en el coche donde, minutos más tarde el café se derramo provocándole quemaduras. El ciudadano demando a la compañía McDonald’s por no haberle advertido de la temperatura del café y por no haber cerrado adecuadamente la tapa del recipiente. Nuestro americano ganó un juicio cuyo final fue una indemnización millonaria que desde luego aplacó sus quemaduras.

No sé si alguno de vosotros ha escuchado esta historia antes, pero seguro que todos estáis pensando que estas cosas sólo pasan en los Estados Unidos. No estoy segura de si sólo pasan allí, lo que si tengo claro es que aquí, en España, el pobre ciudadano no se habría molestado ni en demandar a McDonald’s porque…aquí todo vale!

Muchas veces nos timan en los comercios y no nos quejamos. Nos sirven mal en un restaurante, y no nos quejamos. Nos hacen overbooking en los aviones, en los hoteles y hasta en los trenes y…no nos quejamos!!

Ahora, yo me pregunto, ¿por qué somos así? ¿Por qué si a mí me exigen el 100% y la excelencia en mi trabajo yo no la exijo a los demás? A mí nadie me toleraría jamás que tratara mal a un cliente o le hiciera esperar durante una hora, ¿por qué yo permito que en vez de servirme en un restaurante me dejen una hora esperando para “lanzarme” un filete frío, lleno de nervios? Desde luego, no es justo!

A veces, quejarse es incomodo, supone pasar un mal rato, enfadarse e incluso llevarse algún sofocón, pero… no podemos fomentar una sociedad de chapuceros en la que todo vale! Hay que apostar por la crítica constructiva. Esa que además, ayuda a las personas a mejorar en su trabajo. Hay que perder la vergüenza a decir lo que uno opina (tanto para bien como para mal). Y, por supuesto, hay que aprender a recibir críticas, encajarlas y utilizarlas para lo bueno y no para enfrentarse a aquellos que nos las hacen.

Estoy dispuesta a intentar decir lo que pienso y, por supuesto, a aceptar lo que los demás piensen de mí (no he dicho que vaya a ser fácil). ¿Me ayudáis a cambiar un poquito esta tendencia del “todo vale” y a aquellos que forman la sociedad de los chapuceros?

Xoxo

miércoles, 6 de octubre de 2010

Los olores del pasado

Dicen los expertos que el olfato es uno de los sentidos más interesantes. Tanto es así que este sentido puede ayudarnos a cambiar la percepción de las cosas y a conservar recuerdos tan profundos que a veces ni sabemos que tenemos.

Algunas de las ciudades más cosmopolitas del mundo se recuerdan por sus intensas fragancias, Londres huele a kebab y fish and chips; NYC huele a perrito caliente en Central Park, Muffins recién horneadas en el Soho y sandwich variados en Wall Street; París huele al baguette y croissant y Roma huele a café intenso recién molido.

El caso de nuestras cities es algo distinto porque nuestra cultura, aunque tiene pasión por la cocina, no se ha enfocado tanto en el sector de la comida rápida. No hay puestos de perritos en las calles y, por lo general, no comemos en media hora un sandwich sentados en un banco de la calle.

Sin embargo, con la llegada del otoño, hay un determinado perfume que si envuelve la ciudad. Es el olor que desprenden las castañas cuando las asan en alguno de esos puestos que aparecen como setas en el jardín de asfalto. Lugares mágicos en los que lo único que hay es un gran brasero lleno de castañas calientes, un “castañero” abrigado hasta las cejas y con las manos negras por el carbón, y una pila de cucuruchos de periódico que muestran noticas ya pasadas.

La verdad no tengo muy claro si este es un producto tan cosmopolita como los que venden en Londres, NYC o Paris, pero lo que si tengo claro es que es el olor de mi infancia. Me recuerda a árboles desnudos y hojas secas, a halloween y a las tardes de cine y lluvia. Este olor nos da la bienvenida al otoño y la verdad...me encanta!

¿Quién se apunta a dar una vuelta por el retiro con un cucurucho de castañas?

xoxoxo

Por si te pierdes por el blog, o por la web...