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jueves, 9 de diciembre de 2010

La Sonrisa del Faquir

Hace algunos días, leyendo la revista ELLE (aunque algunos no lo crean, estas revistas se leen, no sólo se ojean) encontré un artículo realmente interesante: La Sonrisa del Faquir. El artículo me recordó alguna que otra vez en la que esta cosmopolita ha puesto sonrisa de faquir para aguantar las impertinencias de algún cliente o los “marrones” de los viernes a última hora. El artículo está escrito por Enric González, periodista de El País que ha paseado su carrera por decenas de ciudades del mundo y, como resultado, ha escrito libros realmente interesantes (Historias de Nueva York, Historias de Londres, etc.).

Espero que disfrutéis leyendo este texto y, ya me contareis si habéis puesto o no sonrisa de faquir en alguna ocasión…

xoxoxo

“En ciertas circunstancias, lo más difícil es sonreír. Se trata, digamos, de la sonrisa del faquir ante el público: el tipo puede haberse tragado un sable teniendo la boca en llamas y el cuerpo perforado con agujas, pero al final sonríe.
Tal vez me equivoque, pero intuyo en las mujeres occidentales una sonrisa de faquir. Me explico:
No hace falta teorizar sobre el feminismo para constatar que las jóvenes profesionales suelen esgrimir un currículo académico más notable que el de los jóvenes profesionales. Las estadísticas dicen que en el mundo laboral las mujeres son al menos tan competentes como los hombres, y sobre eso, personalmente, no tengo dudas: mis mejores jefes han sido jefas.
Es sabido, sin embargo, que en conjunto las mujeres cobran menos que los hombres. Y no hace falta que me extienda en cómo funciona lo de la familia, los hijos, las tareas domésticas y demás.
La mujer no sólo tiene que ser mejor para ser igual, ya me entienden, sino que debe asumir una larga serie de funciones adicionales. Creo que sobre eso existe cierto consenso. Pero hay más. Por una de esas circunstancias puñeteras en las que se especializa la historia de la humanidad, la relativa normalización del papel femenino en la sociedad ha coincidido con una época de éxito frágil. Y, encima, hemos desarrollado un concepto pintoresco de la felicidad, según el cual la acumulación de belleza física lleva a la beatitud espiritual. Si no la viéramos tan de cerca, esta época nos parecería rarísima.
De la manida “superwoman”, por resumir a la mujer occidental de hoy, se espera que sea a la vez Miss Mondoñedo y doctora en Físicas, madre ejemplar, exploradora, amante e independiente, santa y seductora. Y que sea feliz, lo que, según el código social de la industria publicitaria, implica un régimen alimenticio más o menos eterno, la práctica frecuente de ejercicios agotadores, el uso exhaustivo de productos rejuvenecedores y el recurso ocasional a la cirugía. Es decir, un no parar de placeres. La juerga permanente. Con el complemento de la culpabilidad: toda omisión en el cumplimiento de estos deberes de la mujer moderna y feliz conlleva remordimiento, vago o punzante, según los casos.
¿Podemos añadir algo más? Sí, podemos. La sociedad occidental ha evolucionado, pero sigue siendo esencialmente machista. Sospecho que eso implica a la mujer un determinado grado de adecuación al universo onírico masculino concretamente en el subapartado sexual. Conociendo como conozco mi propio universo onírico, eso ha de ser realmente complicado. Entretenido tal vez, y hasta en alguna ocasión satisfactorio, pero complicado.
Al final de una jornada corriente tenemos a una mujer que ha trabajado más de doce horas, ha ganado menos dinero que su colega Ramón, se ha torturado con el Pilates y ha ingerido una cantidad de calorías puramente simbólica. Misión cumplida. ¿Qué es lo que se espera ahora de ella? Que encima sonría. Que proclame, con un cutis impecable y un brillo de gozo en la mirada, que no hay nada como ser una mujer de hoy.
Hablaba al principio de la sonrisa del faquir. Espero haberme explicado.”

Enric González. Publicado por Revista ELLE. Noviembre de 2010.

1 comentario:

  1. MODO SERIO:
    Pues que quieres que te diga.La revista ELLE (que yo ojeo mas que leo) vende exactamente esos modelos tan inalcanzables de mujer 10 en todos los aspectos de su vida , fisicos, mentales, familiares y laborales.No se si todas las que ahi salen lo hacen con su mejor "sonrisa de faquir", pero os las sirven con subtitulos que dicen "Tu tambien puedes". Parece que vosotras mismas no acabais de condenar esos modelos de perfeccion e incluso aplaudis el tener que llegar a esos extremos de cuidados personales, horas de trabajo y todo tipo de perrerias para poder luego decir "Yo lo he superado, yo soy mujer ELLE".Igual la revolucion femenina ha parado un poco antes de tiempo y os queda darle un nuevo empujon.Por mi parte "si" a la igualdad, no a la discriminacion positiva.

    MODO CACHONDEO:Curioso que el articulo lo escriba un hombre.Es el tipico escribe esas cosas para ver si pilla cacho...:)

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